Circula en Redes. esta gran Verdad.

Estimado Juez Presidente de la suprema corte de justicia de la Nación
Reciba usted un respetuoso saludo.

El motivo de la presente es para expresar mi preocupación por sus recientes declaraciones sobre el plan de austeridad republicana que está tratando de instaurar el virtual presidente electo de México Andrés Manuel López Obrador

En el comentario que usted hizo en su reciente visita a la Residencia Oficial de Los Pinos con motivo del «Día del Abogado» y ante la presencia del Presidente de la República y demás asistentes al evento expresó que las remuneraciones, bonos, compensaciones y demás prestaciones sirven para que ustedes, los jueces de la SCJN puedan hacer su trabajo de manera correcta, eficiente y sin preocupaciones, sin embargo ¿tienen que ser tan exorbitantemente altas?

Sr. Juez, los mexicanos podemos entender el concepto del sueldo y condiciones de seguridad para resguardar su integridad física, pero respecto a las demás prestaciones ¿no se supone que una persona trabaja, como usted y los otros jueces lo hacen, para cubrir sus necesidades?

Usted habló de tener un sueldo, el cual debe ser necesario y suficiente para tener tranquilidad, sin embargo ¿no le parece exagerado decir que necesita un salario de ese tamaño (aproximadamente $650,000 mensuales) cuando muchos mexicanos cubrimos nuestras necesidades básicas con ingresos menores a los $10,000 mensuales?

Mencionó también la integridad personal, lo que involucra necesariamente un seguro médico, una prestación de ley, sin embargo ¿tiene que ser de gastos médicos mayores y en instituciones privadas con cargo al erario? Muchos mexicanos tenemos el IMSS y ustedes, como trabajadores del Estado tienen el ISSSTE; ahora, usted puede decir que el seguro médico público no tiene lo suficiente para darse abasto, en lo que le daría la razón, pero ¿por qué no le hace como la mayoría? Por su seguridad opten por el seguro médico privado que deseen, pero páguelo con su sueldo, después de todo su salario es MUY generoso, le recuerdo que usted mismo lo dijo en Los Pinos.

¿Y cómo olvidar sus palabras? «Tener un retiro digno», en lo que le doy la razón, solo que mientras usted recibirá una pensión vitalicia por su carrera judicial de más de $200,000 mensuales, los mexicanos comunes, los ciudadanos de banqueta, tenemos que arreglárnoslas con el AFORE y, se acaba el AFORE, y se acabó el dinero, lo que no sucederá en su caso.

Dijo también que las altas percepciones económicas y prestaciones son, y lo digo con sus propias palabras, según lo reproduce el Periódico Reforma: «para que no se quiebre la vara de la justicia» y «pensar con claridad y tranquilidad». Millones de mexicanos tenemos sueldos infinitamente inferiores al suyo y no pensamos que por no ganar más tengamos que corrompernos y eso, Sr. Juez, se llama SENTIDO DE LA ÉTICA Y LA MORAL, sentido del que aparentemente usted carece al expresar semejantes palabras.
Y ya para cerrar le comparto brevemente mi situación laboral.

Me dedico a la docencia en los niveles medio superior (preparatoria) y superior (universidad), lo que considero un alto honor y en cada cátedra que imparto pongo mi granito de arena para cambiar la situación tan lastimada en la que vive mi país que, dicho sea de paso, también es suyo.

En la preparatoria estoy contratado por nómina, con prestaciones de ley y ni un peso más. Ahí doy clases de Ética y Filosofía, y hago ejercicios intelectuales y de análisis de casos similares a los que usted hace pero en una escala y alcance muy menor; usted contribuye a dar forma a las leyes y construye las bases del estado de derecho, yo construyó las bases humanas e intelectuales de personas de donde, en un futuro, podría salir uno de sus sucesores en unos años más. A pesar de la labor que realizo y lo que significa para el acontecer nacional, pues formó el presente de los futuros ciudadanos mayores de edad, cada año escolar firmo un contrato con vigencia, lo que si no me equivoco es contra la ley, pues puede comprobarse claramente la antigüedad a través de mi inscripción al IMSS y esto, Sr. Juez, no me da nada de tranquilidad, pero a pesar de esto nuca he aceptado dádivas ni sobornos para cambiar una calificación o hacerme de la vista gorda sobre algo, porque para mi la docencia no es solo un trabajo, es una responsabilidad y un servicio a mi Nación.

La Universidad es otro boleto, ahí no tengo prestaciones porque la ley permite a mi empleador el contratarme por servicios profesionales (honorarios) pese a que las condiciones laborales son exactamente las mismas que en el caso anterior. Pues bien, a pesar de esto, tampoco he sentido la necesidad de corromperme ni de aceptar sobornos, sino únicamente hacer mi trabajo y, por mis méritos, obtener cada día un lugar mejor.
Sr. Juez, como verá mi situación y la de muchos mexicanos dista enormemente de estar cerca de la de usted y lo único que se le está pidiendo es que, sí, tenga un sueldo generoso y seguridad para su resguardo por la naturaleza de la chamba que realiza, pero que de su salario pague telefonía celular, seguridad médica privada, gasolina para su vehículo y el 100% de su despensa y que, con respecto a su retiro reduzca su percepción y las equipare al mismo nivel que el de cualquier ciudadano, ya que en ese momento ya no estará realizando las labores de Juez de la Suprema Corte.

Ahora, talvez esta carta le llegue, talvez solo se la comenten, o quizá ni siquiera la llegue a leer, sin embargo, quiero concluir esta misiva pidiendo que, si no va a reducir ni un solo peso su salario, prestaciones y pensión de retiro, al menos componga la ley para que los ciudadanos mexicanos tengamos:

* Un salario necesario y suficiente.
* Condiciones laborales dignas y que de ninguna manera puedan excluirse las prestaciones de ley, sobre todo en el caso de docentes y médicos.
* Leyes justas y sin huecos para que se impida a los patrones poder librar sus obligaciones jurídicas.
* Un retiro digno con una percepción suficiente para que podamos vivir, al igual que usted, un retiro con tranquilidad.
* Leyes duras que obliguen a los proveedores de servicios a dar un producto de calidad sin detrimento para el consumidor.
* Un servicio médico de seguridad social tan bueno para que incluso usted no sienta la necesidad de contratar un seguro privado por lo precario del servicio público.
Estimado Juez Aguilar, espero recapacite y se una al plan de austeridad republicana del virtual presidente electo, pues le recuerdo que al igual que él, usted es un servidor público con una ligera variante… Solo el Presidente y el Senado votan los nombramientos a la SCJN y no los ciudadanos, y a ellos los votan los electores, luego entonces ustedes, aunque son nombrados por dos de los tres poderes de la Unión, también tienen una obligación con la ciudadanía en general. Recuerde mis palabras.

Quedo a sus ordenes como su servidor y amigo.

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