Autor: Rogelio Guedea

Locho Morán, alcalde del municipio de Colima, lanzó en redes sociales un video donde desmentía una nota aparecida en el periódico Diario de Colima un día antes. Acusó al mencionado rotativo de generar una fake news. Con argumentos por demás irrebatibles, Morán Sánchez, dijo que él nunca había dicho lo que ahí se afirmaba (básicamente que dejaría en la impunidad a Héctor Insúa) y, para ser más concreto, afirmó con contundencia que jamás le había dado una entrevista al redactor de la nota, con lo cual no sabía por qué, incluso, consignaba información como si realmente lo hubiera entrevistado.

Esto que evidencia Locho Morán no es un asunto menor, al contrario, es tan delicado que puede acabar (o terminar de acabar) con la credibilidad de cualquier medio de comunicación. Sin embargo, lo que a mí realmente me llamó poderosamente la atención fue un segmento del comunicado que da el presidente con relación a los procesos electorales que viviremos para 2021, en donde el edil capitalino nos deja saber (explícita pero más implícitamente) que él será el candidato (supongo que del mismo partido que hoy abandera) para dicha contienda a la gubernatura del Estado.

Nadie duda que Locho Morán tenga el camino despejado para arribar sin mayor problema a tal contienda (ha demostrado ser un político arrojado y servidor público trabajador y su imagen es tersa en el ánimo de la población), no obstante estas virtudes me parece que tendrá que hacer varios cambios cualitativos en la calidad de los servicios que está ofreciendo su administración, pues basta con asomarse a las redes sociales (o con atender las quejas que a uno le llegan a su bandeja de correo o WhatsApp) para confirmar que hay deficiencias en algunas de las áreas más sensibles, esto es, aquellas que tienen que ver con el contacto directo con la sociedad, como es el caso de seguridad pública, que parecía fallida y que el reciente cambio esperemos que dé un giro de tuerca considerable.

Porque estaremos de acuerdo en que no puede estar bien la cabeza y el resto del cuerpo inmóvil o atrofiado, que es lo que en gran medida está sucediendo en la administración federal, en donde vemos a un presidente muy activo y propositivo, siempre pontificando en contra de la corrupción y la impunidad, de la injusticia y los excesos políticos, pero luego vemos que saltan por aquí y por allá excesos y corrupción e injusticia de muchos morenistas de primer, segundo, tercer y cuarto nivel.

Una golondrina, pues, para decirlo utilizando una sabia conseja popular, no hace verano. El presidente Locho Morán debe, pues, armarse bien para una contienda que se espera dura y, diría yo, hasta peligrosa. Si bien es cierto que la Morena de las elecciones pasadas ya no será la misma que la Morena de 2021, también es cierto que se está forjando a metal y piedra con los más pobres un clientelismo a prueba de balas, de manera que no se pueden llegar al día en sandalias y con lentes de sol.

Me parece que de entre los candidatos a dar la pelea en las próximas elecciones está, sin duda, Locho Morán, pero tendrá que tener desde ahora una perspectiva menos municipal e incluso menos estatal de la gobernanza y más nacional e internacional, porque de esa forma nadie podrá reprocharle nunca que si no pudo hacerlo bien en el municipio menos lo hará con el estado.  Cambios estratégicos tendrá que continuar haciendo en su gabinete en aras de lograr la mayor satisfacción ciudadana con el mínimo de daños, sin olvidar algo que sin duda fue lo que le dio el triunfo en los pasados comicios: su buen nombre en el manejo pulcro de las finanzas municipales, lo que será también el fiel de la balanza en la próxima contienda electoral.

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