Autor: Cristian Cosio

Expresar nuestras ideas libremente, sin duda, es una actividad de heroísmo pues desenmascara los más profundos secretos, lleva inmersa una serie de valores que se hacen evidentes en cada una de nuestras opiniones, en donde la responsabilidad juega un papel crucial. Sin bien es cierto existen de todo tipo de expresiones que manifestamos día con día mediante los distintos medios de comunicación, de diferente índole, en diferentes tiempos, pero todos aquellos resaltan el compromiso que se tiene con la ciudadanía.

Resaltando este punto, la libertad de expresión es una actividad que implica una enorme responsabilidad así como conciencia puesto que todas nuestras opiniones y acciones tienen una consecuencia y el compaginar con los criterios de múltiples personas no es una tarea fácil, implica que también como sociedad tengamos la disposición de estar abiertos a diferentes puntos de vista y entender que en muchas de las veces lo que pensamos no es de la complacencia de otras personas; y sin lugar a dudas el criterio que debe regir a la base de una expresión, es la verdad.

Bien es cierto que los medios de comunicación son de suma importancia para el contexto y la globalización que se viven hoy en día, de ellos se han obtenido los mejores beneficios, se han logrado diferentes actividades en la mejoría de la sociedad, dentro de ellas muchas han sido altruistas, cooperativas en la búsqueda de personas, opiniones públicas en cuanto a injusticias gubernamentales. La puesta de los hechos ante los ojos de toda la sociedad genera unión y lucha en la obtención de resultados. Pero no todo aquello que se publica masivamente es cierto.

Puedo decir que expresar ideas bajo el anonimato es sinónimo de bajeza y cobardía puesto que no se afrontan las consecuencias ni lo que conlleva y mucho menos da una pauta constructivista para quien es objeto. Puedo catalogar en estos últimos años a las redes sociales como amarillistas en su mayoría, pues bajo la bandera del anonimato externan opiniones muchas veces carentes de que contenido y sin ningún fundamento, ya que a estas alturas del partido, como seres adultos, debemos generar una opinión a consciencia lo cual propicia analizar la réplica si es que se genera.

En otras palabras, muchas de las opiniones de hoy en día distan mucho de una buena intención ya que no ofrecen una opinión constructiva al hecho, sino de lo contrario, buscan destruir a quien es objeto de ella, desconociendo los alcances y la trascendencia que pudiera significar para una persona. Es por ello que también los medios de comunicación pueden impactar trascendentalmente, pero desde un punto de decadencia, a una persona hasta llegar a destruirla cruel y moralmente, en ocasiones, ya que también en los medios exponen críticas sin fundamentos con el simple y único objetivo de inhibir a aquello que les imposibilita un logro; en donde casi en la mayoría llevan inmerso un trasfondo político y se encuentran vinculadas con la bancada grade del gobierno y sólo se dedican a entorpecer actividades.

Pero con esto no pretendo generalizar sino también reconocer a quienes se responsabilizan en sus opiniones y a quienes otorgan puntualizaciones que pudieran ser parteaguas para la mejora.

La libertad de expresión empodera totalmente al juicio personal ya que se comparte de una manera cruda y real, en donde el hombre actual ya no calla sus ideas y evita que cualquier factor represor impida que nos percatemos de la realidad actual.

“No estoy de acuerdo con lo que dices pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”, así como lo dijo Voltaire nosotros también defendamos lo que pendamos siempre evitando destruir a un tercero y ser destruidos, seamos conscientes en cada una de las opiniones haciéndolo con transcendencia, consciencia y mesura.

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